CONFLICTOS FAMILIARES

Los conflictos no se pueden evitar, forman parte de cualquier tipo de relación profunda, por lo que son constantes en las relaciones familiares.
Durante el inicio de la adolescencia se produce un aumento en el número de discusiones del adolescente con su familia, que paulatinamente irá disminuyendo conforme el joven se vaya desarrollando. Los motivos de discusión suelen ser temas cotidianos como las tareas del hogar o la forma de vestir, los horarios y los amigos.
La comunicación y entender la posición del adolescente es crucial para la resolución de estos conflictos. Es recomendable expresar los sentimientos hablando con calma, sin enjuiciar al adolescente. Muchas veces, es bueno evitar el enfrentamiento directo, posponer algunas discusiones y utilizar la negociación, haciendo partícipe al adolescente de la búsqueda de las posibles soluciones al conflicto.


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